08 agosto, 2006
Todo y nada
Lo dejé todo. Tiempo atrás tuve cuantas cosas puede desear hoy una persona, siempre que no le pida a la vida estar en el espacio de los más privilegiados (?). Tuve un buen empleo y un buen sueldo y una buena familia y un buen coche y una buena casa y buenos amigos y buenos proyectos y buenos momentos. Pero la vida no utiliza siempre el mismo tipo de letra para las cosas que escribe. ¿Un Job moderno? Hay muchos hoy. Y, como el de la Biblia, no han dejado lo que tenían por capricho personal, o porque se levantaran con ganas de no tener nada. En muchos de los casos estos modernos pacientes se han encontrado con la postura de tener que dejarlo todo, que no tiene nada que ver con la de querer hacerlo. Tener y querer aquí no se conocen.
Con el tiempo creo que ya no sabría volver a tener tanto. Creo que es suficiente caminar con lo poco que tengo. Es más que suficiente.
En ocasiones el todo y la nada se confunden. Puede decirse que parece que tengas todo y estés tan vacío como la propia nada.
A mí me ocurre que, pareciendo que me lleva la vida sin nada, por dentro de mí mismo estoy repleto de todo.
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