10 agosto, 2006

Lo primero es lo primero


Si me acerco a mis obligaciones diarias con ánimo de acabarlas pronto porque otras cosas están en primer lugar, me estoy creyendo que lo que llamo obligaciones en el fondo para mí no lo son.
Y si lo son de verdad y pienso que no lo son habrá tormentas en mi forma de actuar y puede que repercuta en otros miembros de la comunidad.
Y si no son obligaciones y además creo que no lo son es que me gusta pensar que tengo cosas importantes que hacer, pero son ideas ocasionales, como dentro de un juego que en el fondo me divierte.
El verdadero problema aparece cuando oigo decir a otros, especialmente si no acabo mis tareas, que debe haber motivos muy importantes para que yo no cumpla bien con mis obligaciones.
Entonces las obligaciones lo son. Y dejan de ser importantes las cosas que vienen en segundo lugar derechas a ponerse delante.
Por eso he ido aprendiendo a hacer las cosas que de verdad hay que hacer, por más que me llamen otras, más mías, más personales. Hay que hacer primero lo que va en primer lugar. No hay otro remedio: puedo perjudicar a otros y al fin también me perjudico yo.

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