09 agosto, 2006

Hasta el final

No piense nadie que es fácil firmar un contrato a largo plazo. Menos aún debe ser si se firma por tiempo indefinido. Y entra en campos de lo infrecuente y nada visto firmar un contrato para toda la vida. Pues frente a todo lo que digan las estadísticas sobre abandonos antes de tiempo y renuncias mil, miedos, retiros a destiempo, etc, los contratos que por convicción se firman para toda la vida son en realidad los más sólidos, por los que más apuestan quienes, estando convencidos del autógrafo que sueltan, no ven otro camino que el de la empresa que se han organizado.
Es cierto que hay personas que no serían capaces de firmar un contrato ni con ellas mismas, porque, entre otras cosas, no se conocen y no se fían de lo que podrán hacer en el futuro.
Pero hay personas que luchan hasta el final por una idea. Se dejan la piel por un amor encontrado. Mueren, al fin, sin abandonar la empresa que iniciaron.
Es el caso de Edith Stein: su vida de pasos de convencimiento lo demuestra. Tardó en encontrar lo que ella llamaba "la verdad". Pero así que supo por dónde se iba ya no dejó el camino. Y en esa senda llegó hasta la muerte. Fue en Auschwitz, un 9 de agosto de 1942.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta la franqueza de los posts y la temática. Un saludo fraterno en Cristo en nombre del equipo de Hesiquia.